Al comienzo de la historia de la programación se usaban tarjetas perforadas para decirle a las computadoras qué hacer. A medida que las computadoras personales se volvieron más populares en los años 60 y 70, empezaron a aparecer lenguajes de programación y sistemas operativos para su uso comercial. Con la llegada de Internet en los 90 y 2000, el software ya no necesitaba ser distribuido de forma física y cualquiera podía acceder a la información y herramientas necesarias para crear y distribuir software de manera inmediata. Esto ha llevado a un enorme crecimiento en la industria del software y a una mayor profesionalización en técnicas y metodologías de trabajo. Actualmente, el acceso a Internet y dispositivos móviles ha permitido que cualquier persona pueda crear y distribuir software de manera inmediata a un público global.
Hoy en día, ya no es necesario codear botón por botón o campo por campo para construir software. Esto ya es bastante estándar y existen muchas herramientas. Sin embargo, la construcción de software está limitada por la capacidad humana y la cantidad de personas disponibles. Es por eso que la inteligencia artificial está comenzando a intervenir en tareas más operativas y repetitivas como asistencias a la hora de codear.
Con el tiempo, la inteligencia artificial también podrá ayudarnos a tomar decisiones técnicas, entender problemáticas humanas y proponer soluciones a problemas. Como técnicos, debemos darle la bienvenida a la IA y utilizarla para trabajar mejor y más rápido.
¿Qué impacto tendrá esto en los trabajos? Pues, con el tiempo, vamos a incorporar cada vez más la IA en nuestro trabajo debido a que estas herramientas están dando muy buenos resultados. La comprensión del lenguaje natural de la IA está mejorando gracias a la tecnologías como GPT-3 y estamos entrando en una nueva etapa para crear software. En lugar de aprender lenguajes de programación y herramientas, podremos expresar nuestras necesidades de una manera más humana y dejar que la IA piensa en la lógica por nosotros.
¿Para qué necesitamos un cliente de correo electrónico, un calendario de Google o incluso sistemas de mensajería y chats? ¿Para qué queremos teclear y usar interfaces? En realidad, podríamos preguntarle a la inteligencia artificial (IA) qué datos queremos guardar y cómo queremos que estén relacionados. La IA podría entonces construir el modelo de datos y comunicarse con él. De esta manera, en lugar de programar, podríamos simplemente expresar nuestras necesidades de manera más directa.
En el corto plazo, es probable que veamos a la IA involucrada en nuestras vidas a través del software y en la creación de soluciones digitales. A largo plazo, podríamos llegar a un punto en el que podamos entrenar a la IA para que realice tareas específicas o automatice procesos. Esto podría revolucionar la forma en que creamos software y atendemos problemas.
Es difícil predecir el impacto exacto que tendrá la IA en el trabajo y la economía en general, ya que es algo que se irá dando a medida que avancemos. Sin embargo, es importante recordar que todas las industrias avanzan y dejan atrás tareas repetitivas y manuales, y debemos adaptarnos a estos cambios.